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Exhibición - Beas de Segura (Andalucía)
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El Toro Ensogado de Beas de Segura (Jaén)   


Su origen no está claramente definido pero diversos documentos lo sitúan en la antigüedad, como refleja la Crónica Latina del siglo XII cuando menciona “la repetición en Castilla de una fiesta muy usada entre los romanos de orden semejante a correr vacas enmaromadas” (Conde de las Navas: La fiesta más nacional). Otros documentos como las Cantigas de Alfonso X “El Sabio” (Siglo XIII), los Fueros de Sobrarbe (siglo XII) y Albarracín (siglo XIII), diversas crónicas medievales y documentos de los siglos XVI, XVII y XVIII,  demuestran la amplia difusión que esta modalidad taurina tenía por toda España.

Se corrían toros ensogados por diferentes motivos y en distintas circunstancias:
  • Bodas: “El toro nupcial”, modalidad en la que  el toro se llevaba hasta la casa de la novia y ante ella el novio daba algunos pases al toro y deslizaba sobre su cuerpo una sábana que luego se colocaba en el lecho nupcial para que la fuerza del toro favoreciera la fecundidad. 
  • Ordenación de sacerdotes, siendo obligado que el misacantano realizase algunos lances. 
  • Visitas de reyes y nobles señores a pueblos y ciudades (Zaragoza, 1533). 
  • Celebraciones religiosas en las que se llevaba a un toro en la procesión como “El toro de San Marcos” en Extremadura; el toro se amansaba ante la presencia del santo, se dejaba adornar y manosear por las mujeres y al finalizar la procesión se devolvía al campo y recobraba toda su bravura y fiereza (Benito Feijoo: “Teatro crítico”). 

Beas de SeguraEn Abril se procede a la adecuación del recinto por el que corren las reses con la instalación de barreras y diversos tipos de defensas, a la vez que las peñas van arreglando los locales que serán su hogar durante varios días, dotándolos de las vituallas y aderezos que hacen que el cuerpo aguante lo que no está escrito.

En la tarde del día 23 de Abril el ambiente y la expectación van aumentando a medida que se acercan las cuatro de la tarde, hora en que comienza “San Marcos Chico”, es decir, la suelta de reses de poca edad (añojas y alguna que otra erala) para que los más pequeños las corran y vayan aprendiendo a manejar la soga, guiar las reses, quebrarlas, etc. 

En las primeras horas del día 24 los miembros de la Hermandad y de las peñas que han adquirido reses se dirigen a las distintas ganaderías para proceder al embarque de las reses y después de un copioso y bien regado almuerzo campero trasladarlas hasta Beas de Segura donde empezarán a ser soltadas a partir de la 4 de la tarde. 

Tras la salida, las reses recorren la Explanada de San Marcos, el Angosto, el Parque, los Palomares y son dirigidas por “los sogueros” hacia los chiqueros distribuidos por todo el recinto para darles descanso y despejar el recinto, especialmente la Explanada para que puedan ser desencajonado el casi centenar de animales adquiridos por la Hermandad, las peñas y los particulares. Así transcurre la tarde del día 24 y con las últimas luces los bares y los locales de las peñas se llenan de gentes que comentan todas las incidencias de la tarde mientras se come, se bebe, se canta y se baila. 

La “Diana” es un multitudinario y estruendoso pasacalle que arranca de la puerta del Ayuntamiento y recorre varias calles de la localidad despertando al personal y anunciando que con las primeras luces del día 25 las reses saltarán de nuevo a la calle. Termina el pasacalles hacia las siete de la mañana y el gentío se dispersa por todo el recinto, unos buscando un buen observatorio para ver el cascado de las reses y las cuadrillas hacia los chiqueros para sacar a sus animales. 

Beas de SeguraA partir de aquí se inicia una febril actividad y tiene lugar uno de los momentos más espectaculares y vibrantes de la fiesta: el “cascado” de las reses. Consiste en sujetar fuertemente a los toros en el tronco de un  árbol o columna, en una reja o en alguna anilla de hierro anclada en la pared mientras los miembros de la cuadrilla lo cogen por los cuernos y lo inmovilizan para colocarle un collar de campanillas y cascabeles, un aparejo y un frontil bordado con hilos de vivos colores. Se trata de una acción que hay que realizar rápidamente para causar al animal el menor quebranto posible y dejar el lugar a otras cuadrillas, pues son más de sesenta las reses que hay que engalanar. 

Después de cascados, los animales son corridos por las distintas calles del recinto, anunciando a los corredores su presencia con el sonido de los collares y proporcionando momentos de tensión, de peligro y, sobre todo, de diversión. 

Con las últimas luces del día se van procediendo a quitar a los animales los aderezos que se les colocaran por la mañana y se van encerrando en sus chiqueros a la espera del momento de embarcarlos para el matadero. 

Muchos han sido los avatares por los que han ido pasando estos festejos a lo largo de su historia, llena de prohibiciones y de intentos de acabar con un festejo con personalidad propia, posiblemente el último vestigio del “rito de San Marcos”, único en su especie por el número de reses que se utilizan y la forma en que se hace, que ha ido evolucionando y adaptándose a los tiempos pero conservando íntegra su esencia y sus valores fundamentales; que se ha convertido en la principal seña de identidad de Beas de Segura y de sus gentes. 
 
 


 

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